lunes, 30 de mayo de 2016

Asesinato a distancia.


La música, las risas pasadas de copas, el humo del cigarrillo rozando mis ojos y una hermosa mujer bailando frente a mi. Se veía tímida y cabizbaja, su vestido llegaba por debajo de sus rodillas. Mi euforia y el entorno nos llevó a encontrarnos. las horas pasaban y continuamos bailando, pero algo me hacía sentir que ella era diferente. Después de escuchar reiteradas veces mi celular sonar, atiendo y era el aviso de que mi pedido había llegado. Sin preguntarle, acaricio su pelo, le beso la frente y la llevó a la salida.
Allí estaban mis hombres, de forma silenciosa sacan de sus bolsillos éxtasis, les pago y la miro a ella pero no dice nada. Comenzamos a caminar por la hermosa ciudad de Nueva York. Su forma de andar era débil y sus ojos enrojecidos me miraban. Hablamos cosas que jamas imagine hablar con nadie, su sonrisa reflejaba felicidad y encanto. En horas me había contado mitad de su vida, algunas cosas a medias, otras sin tanto detalle pero parte de su historia ahora era mía. Me habló de una casa media abandonada a las afueras de la ciudad, aquella casa que había heredado de sus abuelos. Particularmente la usaba para escribir y alejarse del ruido de la cuidad. Y así pasábamos las horas.. sabiendo más del otro, conociendo nuestros miedos y alegrías.

 Amaneció, estábamos en mi departamento pero ninguno de los dos pudimos recordar cómo fue que esto pasó. Pero no importó porque estábamos felices, sentíamos tranquilidad y confianza.
Desde el baño escucho
-Me llamo Sofia-
-Simón- le dije acomodándome la camisa
De repente escucho que la puerta de calle se cierra, no lograba entender qué había pasado. Salgo y ella ya no estaba. Rápidamente, calzo mis zapatos viejos y corro hasta alcanzarla.
-A donde crees que vas?- Le dije enojado
-Ya es hora de irme a trabajar- me respondió tímidamente
Mi cabeza empezó a imaginar muchas cosas,habrá visto aquellas fotos? esas diez fotos que delataban el gran pasado oscuro que me digne a dejar atrás? Mi mente no dejaba de atormentarme un segundo. Todo estaba saliendo tan bien, me estaba enamorando, ella no iba a ser una víctima. Le solté el brazo y corrí hacia mi departamento. Me dirigí hacia el baño, corrí aquel azulejo negro, aquel pedazo de cerámica que tapaba la tragedia de mi vida. Con el corazón en la boca y los ojos cerrados lo corri, y las fotos no estaban.Mis fotos ya no estaban y aquella nota que una vez escribí delatandome de mi propio crimen ya no estaba. Mi vida estaba en manos de aquella mujer, aquella mujer que conocí en un boliche. Aquella mujer con la que por un instante pensé que podría empezar de nuevo. Tenía que encontrarla, no podía dejar que todo se eche a perder, no iba a dejar que esa mujer termine con mi vida antes que yo con la suya.
Sentado en mi cama, con cierto nerviosismo, trate de hacer memoria, y recordar los secretos de la noche anterior en la que caminamos sin rumbo. Recordé aquel lugar que ella me contó que visitaba a menudo, aquella casita en las afueras de la ciudad. Era el lugar perfecto para hacerla desaparecer. Me dirigí hasta allí .

Ha pasado un año, pero aun no puedo creerlo. Aun sigo recordando a aquella mujer, como su sangre recorría mis manos, mis ojos lloraban y mi conciencia no entendía el porqué de aquel trágico acto. Como aquella mujer con la que por un instante me imaginaba todo hoy ya no esté. Y de vuelta me gano mi pasado, mi horrible y terrible pasado.
 Mi cabeza se golpeaba con las rejas y mis ojos veían el gran camino que me faltaba, 15 años de condena.

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